domingo, 25 de octubre de 2009

El representante

El representante

Por Silvia Kochen *
Yo de fútbol no sé nada y mucho no me importa, no me voy a meter con el fútbol. Pero claro, las imágenes que tienen que ver con vos, tienen que ver con el fútbol, y con algunas cosas más... Como cuando aunque sea un poquito nos vengaste de los ingleses y volviste a recordarnos el horror y la derrota de esa guerra, con esa increíble “mano de Dios”, y nos diste la victoria que no habíamos alcanzado en la guerra, a pura alegría, sin muertos. Ni lo dudes, los que armaron la guerra están en la fila de los que ahora te pegan. O como cuando en el podio y sin haber logrado la gloria, en esa Italia que te veneró desde el sur-pobre y te odiaba desde el norte-rico, vos llorabas frente al mundo. Usé esa imagen mil veces, frente a los pacientes, cuando percibía que les daba vergüenza mostrar su tristeza, decir “¿Te acordás del Diego allá en Italia? Sólo los valientes se atreven a llorar así”. Y era mágico, más útil que mil palabras, sin pudor se mostraba la tristeza. Ahora, cuando mi marido me llamó para que vea el gol de Palermo, yo me vuelvo a conmover con esa imagen tuya que mientras llovía tanto vos llorabas más. Desde hace ya casi 30 años, al llegar a cualquier lugar del mundo, se produce un diálogo repetido en cualquier idioma:
–¿De dónde sos?
–Argentina.
Y la respuesta es inmediata: “Maradona”. Diego, seguro vos me entendés, por mi trabajo, la verdad que a mí me encantaría que me nombren algunos de nuestros premios Nobel, Houssay, y yo diga soy profesora de la facultad en la que él trabajó. O de Robertis, y yo muy orgullosa podría explicarle que mi laboratorio está en el mismo piso donde él hizo sus investigaciones, y así se llama el instituto del que soy parte. O Leloir, y contarles que siguen trabajando en su centro con excelencia. O Milstein... Claro, ahí tendría que explicarles que una de las dictaduras de nuestro país lo expulsó. Sin duda entre esos que lo echaron también están los que te pegan ahora. También tengo que confesarte que por mis sueños me encantaría que luego de decir de dónde soy me dijeran “El Che”, pero eso sólo pasaba en Cuba. Desde que vos estuviste allí, fue reemplazado y se reproduce el mismo diálogo mundial. Sin embargo, me alegra que un pibe que nació en Fiorito, que perteneció a los desterrados de la tierra, “nos represente”. Durante esos instantes, siento como argentina orgullo de vivir en un país justo, con igualdad, solidario. Claro, no es cierto, es una ilusión. Pero ellos, los que te pegan, no se la bancan, no soportan ese diálogo que existe en cualquier idioma y nivel económico, necesitan “sacarte” de encima cada vez que eso ocurre, como sacudiéndose las migas. Y ahora me viene esta última imagen, cuando sentado en la conferencia de prensa al terminar el partido, luego de recomendarles “... que la sigan...”, además no te incluís, es más frecuente decir “... que me la...”, con ese uso del pronombre no te ofrecés ni te entregás. Y la verdad, al escucharte, luego de la sorpresa, y la sonrisa que me provocó, lo que más me gustó es cuando un periodista, adoptando un aire de psicoanálisis revisitado, te pregunta cómo fue este “proceso” para vos, y vos le decís “... no me gusta esa palabra, me hace acordar...” y empezás a nombrar algunos de los militares asesinos de la última dictadura. Y siguió la conferencia. Y luego este vendaval de los horrorizados y escandalizados de siempre, ahora por lo que vos dijiste, y habitualmente por los que luchamos por un país más justo, equitativo, y solidario. Convengamos que podrías haber elegido alguna otra metáfora, pero, como te decía, además de no saber, mucho no me importa el fútbol, así que no opino ni de ese partido ni de los que vendrán o de vos como DT. Pero sí quiero decirte que mientras continúes siendo nuestro “representante” y los que se enojan con vos sean los mismos que se enojan conmigo, yo te banco y sin duda somos muchos los que te seguimos bancando. Diegooo, Diegooo...
* Investigadora del Conicet. Profesora Adjunta Cátedra Neurología, Facultad de Medicina, UBA. Jefa Sección Epilepsia, Hospital Ramos Mejía.

viernes, 9 de octubre de 2009

Fútbol y política

Los argentinos tomamos posición en temas de singular magnitud social y política motivados dudosas simpatías y no por pensamientos elaborados.
Decidimos a quien votar por el color del partido que representa, porque nos gusta la cara, porque su publicidad es agradable, pero en puridad no sabemos a ciencia cierta que es lo que el candidato se propone ejecutar una vez en el poder.
Podrán Uds. decirme que muchas veces votan por la continuidad de un determinado modelo, pero hasta en esos casos me atrevo a decir que la decisiòn está influenciada por millones de pequeñas dósis de desinformación.
Hoy en día el gran tema es la ley de medios, la que los poderosos del periodismo han bautizado "Ley K" (en Argentina nos encanta ponerle nombre simpático a cualquier cosa).
Que la "ley k" sea el tema de todas las tapas de diarios, programas de radio y tv, mesas de bar y charlas de amigotes me parece sumamente sano, lo que me asusta es que casi nadie sabe en realidad que es lo que la ley establece y cual es realmente la discusión que se ha instalado entre los poderosos.
Lo que leo es "Kirchner no quiere libertad de prensa" por un lado y "prensa para todos" por el otro.
Es decir, o Ud. está con Kirchner o está con Clarin, pero ni se le ocurra preguntarse por que.
Ud tiene que decidir por simpatía, porque en Argentina, o haces todo mal o sos un genio.
Es decir, Ud o es de Boca o es de River, o es peronista o es antiperonista, está con el campo o es un kirchnerista bastardo... .
En Argentina la constante es pensar con el estómago y digerir con el cerebro, si Ud. hace lo contrario es un marciano (y si lo es cuidese, si lo agarran lo viviseccionan en segundos).

En fin, es solo una reflexión.

Saludos a todos